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Algunos conceptos relacionados con las redes sociales

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Redes sociales verticales

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Redes sociales horizontales

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Redes sociales blended networking

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Microblogging o Nanoblogging

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Algunos conceptos relacionados con las redes sociales
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Echando un vistazo a la teoría de la redes sociales, encontramos unos cuantos conceptos interesantes:
LA INTELIGENCIA COLECTIVA:
Es aquella inteligencia distribuida, que no reside en un único nodo (la fuerza del grupo frente al individuo). Internet es el lugar ideal para cultivarla. Ya nos lo dijo el sociólogo Pierre Lévy: "Nadie sabe todo. Todos sabemos algo. Todo el conocimiento reside en las redes". De generación en generación se ha ido transmitiendo esa inteligencia. Ahora, gracias a las TICs, se puede almacenar y buscar de una forma más fácil y rápida. Ejemplo de esto: Francis Galton, un antropólogo inglés, realizó un particular experimento en 1906: en una feria ganadera en el Reino Unido, les propuso a los asistentes de la misma (desde carniceros y ganaderos expertos a visitantes casuales), que escribiesen en un papel el peso de uno de los bueyes expuestos. Al terminar la misma, se recogieron los resultados y, curiosamente, la estimación más acertada no era de un visitante en particular, sino de todos, ya que la media de los pesos que habían escrito no difería del peso real del animal más que por medio kilo. ¡Pero cuidado! Que no todas las masas son sabias (por ejemplo, si hay una crisis, el efecto masa empeora la situación al dejar de consumir). James Surowiecki, un periodista americano, argumenta que la inteligencia colectiva falla cuando los miembros son demasiado conscientes de las opiniones de los demás y comienzan a emularse los unos a los otros en vez de pensar por sí mismos.
EL NUMERO DUNBAR:
En 1992, Robin Dunbar, un antropólogo británico especializado en el comportamiento de los primates, llegó a la conclusión de que el poder cognitivo del cerebro limita el tamaño de la red social estable que un individuo puede establecer. Extrapolando los tamaños del cerebro y las redes sociales de los monos, Dunbar sugirió que el ser humano puede tener redes estables de alrededor de 148 contactos. Redondeado a 150, esto se conoce como "el número de Dunbar". El investigador Cameron Marlon, académico del MIT, indica que el número medio de contactos en sitios como Facebook es de 120 y que las mujeres tienden a tener más que los hombres. Sin embargo, el número de amigos con los que realmente se interactúa es bastante inferior: siete en el caso de los hombres, y diez en el de las mujeres. Sólo con este número reducido se mantienen conversaciones bidireccionales. Por tanto, las redes sociales confirman el número de Dunbar a la hora de establecer contactos, pero no de una forma estable sino, más bien, como contactos casuales, sin una interacción persistente. Nota de Facebook Team en la que también se muestra que un usuario de Facebook tiene un promedio de 120 contactos pero se comunica con un subconjunto muy reducido, por lo que incita a mantener lazos débiles, relaciones ocasionales ("Vales menos que un amigo de Facebook"). Es curioso comprobar como un elevado porcentaje de adolescentes afirma tener en su red social más de 100 contactos (41,6%).
La VENTANA de JOHARI:
Esta teoría fue expuesta por Joseph Luft y Harry Ingham, dos investigadores estadounidenses, allá por 1955. Se trata de un modelo que muestra nuestras interrelaciones desde dos prismas: cómo y cuánto nos exponemos a los demás y cómo y cuánto nos conocemos nosotros mismos.
Vemos que hay cuatro cristales en esta ventana:
I Cristal abierto: lo que yo conozco de mí misma y que además sabe el resto del mundo. Dicho de otra manera, ese nuevo concepto que se está poniendo de moda: la extimidad, aquello que hacemos público y accesible a todos.
II Cristal oculto: lo que yo sé de mí misma pero no comparto con los demás o ese bien cada vez menos preciado que es la intimidad.
III Cristal ciego: todo aquello que los demás ven en nosotros y nosotros no detectamos (la impresión que causamos en los demás).
IV Cristal desconocido: lo que no sabemos nosotros ni los demás (el inconsciente).
En este caso me voy a centrar en las dos primeras áreas, que son las que más están evolucionando. Si bien la zona I (abierta) antes crecía al mismo ritmo que la confianza (es decir, contra más conocías a alguien, más exponías de ti a esa persona), hoy en día esa zona está canibalizando a la II (oculta) sin casi necesidad de un contacto previo. Nos gusta mostrarnos, hablar de nosotros mismos. Pocas cosas quedan en ese segundo cuadrante y casi siempre son cosas que nos avergüenzan o no queremos que se sepan por el "qué dirán".
Pudiera parecer que tener una gran zona abierta es positivo porque somos más y más transparentes (analizando este término en su vertiente de franqueza y honradez). Sin embargo, esto también debilita los lazos de nuestras relaciones. Una persona que de buenas a primeras me cuenta sus intimidades no está reservando nada para cuando yo demuestre que efectivamente soy merecedora de esas intimidades.
Otra cuestión interesante es la fractura relacional que se produce entre personas de diferentes generaciones que tienen ventanas muy distintas: una con una zona abierta excesivamente amplia frente a otra que no funciona de la misma manera, juega con una clara desventaja ante esta asimetría. Pongamos un ejemplo muy típico en esto de las redes sociales: una entrevista de trabajo. Se habla de que en el futuro, los jóvenes que vayan en busca de empleo se tendrán que enfrentar a la temible lupa de Google. Esto ahora puede ser un problema si el empleador tiene una ventana de JoHari compensada (zona I y II similares) y el candidato una ventana descompensada (zona I inusitadamente grande). Pero en un futuro, esto cada vez se dará menos: tanto el empleador como el empleado tendrán una ventana similar.
Está claro que las nuevas tecnologías ayudan a reducir la zona II porque ayudan a comunicar. Pero no son las que encendieron la mecha (aunque sirvan de catalizador). Para todos aquellos que dicen que esta extimidad viene de la mano de las redes sociales virtuales, sólo un dato: el reality show Gran Hermano nació en 1997. Facebook lo hizo en 2004.
IDENTIDAD SOCIAL vs. EDENTIDAD PERSONAL:
Para ilustrar esto, me viene que ni pintado el experimento sobre formación de grupos artificiales que realizó Henri Tajfel. Este psicólogo inglés juntó a un grupo de jóvenes y los separó en base a sus gustos hacia las obras de dos pintores abstractos: Klee y Kandinsky. Esos jóvenes ni siquiera conocían a los artistas. Después, por separado, se les fue contando que pertenecían al grupo de Klee o al de Kandinsky, pero sin indicar quién más estaba en ese grupo ni ninguna característica que les definiera, sólo el nombre del grupo. No se dijo por tanto nada que pudiera fortalecer alianzas ni crear prejuicios. Luego se les entregó una cantidad de dinero para repartir entre los participantes en el experimento y se les preguntó cuál sería el reparto que ellos harían: la misma cantidad a todos, mismo reparto entre ambos grupos, más cantidad al grupo que tuviera más miembros, ¿Y cómo creéis que se comportaron? Pues premiando a los miembros de su grupo y castigando al grupo contrario. Increíble: en su propio grupo podría estar la persona que más odiasen del mundo, pero esa fue la respuesta. Así que ¿no son gregarias las razones que nos unen e identifican muchas veces? Esto llevado aún más al límite fue repetido, pero en vez de usar los gustos pictóricos como elemento categorizador, se lanzó una moneda al aire para definir los grupos. Y el comportamiento fue el mismo. Al ensayo se le denominó paradigma del grupo mínimo (MGP).
Klee vs. Kandinsky. Identidad social vs. identidad personal: pudiera pensarse que ambas identidades funcionan como un interruptor, cuando se activa una, se desactiva la otra. Y es que cuando pensamos en nosotros mismos, dejamos de hacerlo en el grupo, y a la inversa. Pero lo más curioso de nuestra actuación grupal es la tendencia a valorar negativamente al resto para mejorar la cohesión de nuestro grupo, forjando lo que se conoce como competitividad social. Esto se ve claramente en el fútbol y también en muchos ámbitos de nuestra vida. Pero mucho cuidado no confundir esa identidad social con la creación de estereotipos o etiquetas para referirse a todos los miembros de un mismo grupo. A pesar de ser una colmena, cada abeja tiene sus características propias. Éste también es un dato importante a valorar, dado que la raza, las etnias o el nivel de educación también hacen ghettos en el cibermundo.
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